Un día, Papelucho hizo un sándwich especial que tenía detergente, pólvora y muchas otras cosas. Cuando el sándwich desapareció, Papelucho creyó que se lo había comido la Domitila, y se empezó a sentir muy mal.

Cuando Papelucho estaba de vacaciones se fue unos días a la playa. Llenó su maleta de juguetes, así que cuando se manchó los pantalones no tenía ropa para cambiarse. Y si las manchas no eran suficientes, el olor que había en su pieza cuando hizo el criadero de jaibitas era terrible...

Papelucho y Javier se quedan unos días donde la tía Rosarito, que es una señora muy mayor que le encanta tejer. Papelucho se pasa todo el día jugando con Javier y otros amigos, hasta que llega su mamá y tiene que volver a Santiago.

Papelucho se cambió de casa y comenzó a vivir en un edificio que tiene un ascensor moderno. Allí conoce a una señora loca que le roba la comida a los perros.

Cuando Papelucho entra al internado se hace de muchos amigos y de muchos enemigos. Conoce a los sacerdotes del internado y comienza a hacerse famoso por hacer las cosas bien, en especial los saltos mortales. Hasta que un salto le sale mal y tiene que irse a la clínica.

Después del accidente en el internado, Papelucho tiene que pasar unos días en el departamento. Allí empieza a conocer a sus vecinos y se hace amigo de Jacinto Soto y de todos sus hermanos.

Al volver al internado, todavía con la pierna quebrada, Papelucho se da cuenta que hay gente que quiere leer su diario, e incluso empieza a sospechar que alguien se lo quiere robar.